jueves, diciembre 14, 2006

Augusto Pinochet II, en entrevista

Jueves 14 de diciembre de 2006

Augusto Pinochet Molina:
"Mi abuelo tuvo suerte de dejar el poder"

PAULA CODDOU

"Vi gente que estuvo ahí y que después no estuvo. Vi gente que dejó de querer a seres que quería mucho por obtener algo más".
Foto:EL MERCURIO





Extracto de la entrevista exclusiva al ex capitán de Ejército realizada por revista "El Sábado".

--------------------------------------------------------------------------------


PAULA CODDOU

Sin uniforme militar, cinco días antes de la muerte de su abuelo, Augusto Pinochet Molina se dispone a hablar por primera vez públicamente. Viste una polera negra. Tiene el pelo corto y rubio, los ojos azules y las cejas espesas, que le dan el aire inconfundible de todos los Pinochet.

Lo mismo su timbre de voz.

Ese día creía que aún faltaba mucho para que su abuelo muriera. Pensaba que una vez más el general de 91 años había logrado superar otro problema de salud.

-¿Cuándo se empezó a dar cuenta que su nombre no era cualquier nombre?

"Cuando llegué a Chile".

Augusto estuvo de los 8 hasta casi los 13 años viviendo en California. Entre los años 80 y 85. "Y la vuelta fue un poco rara. Yo venía de una onda muy liviana de Estados Unidos. Era un gallo que se movía en bicicleta, que no iba a ninguna fiesta, en un mundo restringido. Era uno más. Yo sabía que mi abuelo era Presidente, pero en Estados Unidos, Chile no era tema para nada", recuerda.

"Pero volví y aquí tenía mucho. La familia tenía poder y muchos recursos. Yo tenía auto con chofer y escolta, casa en la playa y bastante libertad para un niño de esa edad. En Estados Unidos tenías que luchar para ser alguien, para sociabilizar, y aquí ¡era gratis! Y, la verdad, me aprovechaba algo, pero tampoco me lo creía tanto... El problema es que no sabía que vendría la vuelta de mano de la forma en que vino, o que iba a quedar el descalabro con mis padres...".

Cuando su familia regresó a Chile, en noviembre de 1985, sus padres aún estaban casados y su abuelo gozaba de pleno poder en el gobierno. "Llegué al Santiago College, un colegio mucho más formal y estructurado que el de Estados Unidos", donde dice que lo pasó muy bien.

Pese a que en 1986 ocurrió el atentado al general Pinochet, recuerda esa primera época en Chile como feliz.

Pero entre segundo y cuarto medio volvió a Estados Unidos. Se había perdido el plebiscito y sus padres no pasaban por una buena época. "Ahí se produjo la separación matrimonial de ellos. Fue muy duro. Perdí toda la seguridad que un niño de 15 años necesita", recuerda. Augusto nuevamente regresó a Chile y vivió entonces con sus abuelos, mientras terminaba cuarto medio.

-¿Cómo fue vivir con ellos?

"No me pescaban mucho. Con mi abuela conversaba más, a mi abuelo lo veía poco. Era la casa de ellos y no tienes la confianza como si estuvieras en la de tus papás".

Dice que con su abuelo la relación siempre fue "bien formal". "Después me fui acercando más a él", aunque largas conversaciones nunca tuvieron. Tampoco le dio consejos.

-¿Quién incidió más en su decisión de entrar al Ejército? ¿Su abuelo o su padre?

"Creo que mi abuelo. Muchas cosas le podrán criticar, pero era un hombre que predicaba con el ejemplo. Es la formación militar que te enseña eso: si tú no lo puedes hacer, no lo exijas".

-¿Y ese ejemplo no se le fue desmoronando con los años?

"No, hay que separar las cosas. Mi abuelo fue un hombre, en un momento, de una forma. Y fue un excelente hombre. En el poder, la ambición te lleva a veces por caminos que te desvían de lo que eres. Con ¡tanto! poder, es difícil no cambiar".

-¿Y el poder corrompe?

"En cierto sentido, sí. Pero creo que mi abuelo tuvo mucha suerte en tener que dejar el poder, le hizo muy bien. Pese a que a ese nivel inevitablemente sientes el miedo de 'qué va a pasar conmigo, con mi familia'".

-En todos estos años cerca de su abuelo, ¿cuándo sintió más miedo?

"No me he sentido con miedo nunca. Ni para el plebiscito, en que muchas voces apocalípticas decían que si ganaba el No iba a volver el caos y el 73. Yo siempre dije 'aquí no va a volver el caos ni el 73, pero sí vamos a volver a ser un país mediocre'. Pero no me sentí atemorizado. Sí sentía que aquí ya no éramos bienvenidos".

-¿Lo sigue sintiendo?

"Sí, absolutamente. Y esa sensación ha ido creciendo".

-¿Piensa que hubo mucha deslealtad de la gente que fue cercana a su abuelo?

"Creo que hay que comprender a las personas. Tienen la reacción natural, que es la de sobrevivencia. Mucha gente transa con sus valores cuando siente que hay cosas más inmediatas. Yo he palpado el poder y el dinero. Creo saber las cosas que persiguen los seres humanos normales, lo que los mueve... Vi gente que estuvo ahí y que después no estuvo. Vi gente que dejó de querer a seres que quería mucho por obtener algo más".

(La entrevista completa a Augusto Pinochet Molina será publicada íntegramente en la próxima edición de revista "El Sábado" de El Mercurio)