lunes, diciembre 18, 2006

Comentario del libro, El medio es el masaje de Mcluhan.

Ingrid Toro.
Estrategias II
Diciembre 2006

Comentario sobre los medios de comunicación en base a un libro de Mcluhan, el medio es el masaje.



Habituados a la ciudad, ignoramos, hombres de esta época, todas las formas de la naturaleza .Somos incapaces de reconocer un árbol, una planta, una flor .Nuestros abuelos, por pobres que fuesen, tuvieron siempre un jardín o una huerta y aprendieron sin esfuerzo los nombres de la vegetación. Ahora en departamentos u hoteles, no vemos sino flores pintadas, naturalezas muertas o esas raquíticas plantas de macetas que parecen sembradas por peluqueros.
Julio Ramón Ribeiro. Escritor Peruano.

Algo no anda bien.

El tema que convoca este texto es la importancia que tienen los medios de comunicación de masas en el tiempo que estamos viviendo, en la sociedad mediatizada en la que nos encontramos. Si bien es cierto que los medios de información modelan, influyen en el imaginario social que circula en la polis, también es cierto que los sujetos receptores o destinatarios de la información, son seres históricos, con sus condiciones especificas, con sus circunstancias, que viven un proceso de intercambio de bienes y consumos, con esto quiero señalar que el proceso del intercambio de la información, no es entre un actor pasivo y otro activo, es una relación que compromete por una parte a un saber global ( emisor) y otro más local.

Un ejemplo de ello es que frente a un tema especifico como la muerte de Augusto Pinochet Ugarte, el discurso periodístico puede decir tal o cual cosa, pero el imaginario social que existe del mencionado, contiene una carga histórica, y por más que lo muestren como el salvador de la patria o el tirano, las personas al aproximarse al tema, llegan con sus prenociones, nociones, sentimientos, ideas, emociones, con un saber preconcebido que remite a experiencias individuales como colectivas.

Es en este sentido, en estos casos excepcionales, como la muerte del tirano o cualquier personaje histórico importante, en el cual los medios no son determinantes en el proceso de construcción de la opinión pública. Decididamente, muestran, construyen el discurso desde su autodenominada visión “pluralista, objetiva”, pero ya hay una imagen en la retina de las personas, ya sea esta imagen negativa o positiva.

En primer lugar voy a tomar la definición de medios de información del autor Patrick Charadeau, que entiende, y define a los medios como un conjunto de soportes tecnológicos, que tiene como función difundir los acontecimientos que tengan relación con el espacio publico, político, ya sea prensa , radio o televisión .

La importancia de los medios de información pasa principalmente por la doble lógica que contiene.

“Una lógica económica según la cual todo órgano informativo actúa como una empresa cuya finalidad consiste en la fabricación de un producto que se define por el lugar que ocupa en el mercado de intercambio de bienes de consumo.”

“Una lógica semiológica según la cual todo órgano de información debe considerarse como una maquina productora de signos, es decir de formas y de sentidos, que se originan en la parte de la actividad humana dedicada a construir sentido social” .

Una máquina productora de signos, de formas, que va configurando el discurso mismo, acerca de lo público, de lo político. Constituyendo a si mismo un saber hegemónico, donde el discurso no es un discurso incorpóreo, amorfo, sin sentido, sino el resultado de las relaciones de poder que configuran el campo periodístico.

“El discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello o por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse”

El discurso así entendido, nos sugiere que ya no esta operando como mera apariencia del poder, sino es la esencia del poder. En el la importancia de los medios de comunicación de masas pasa fundamentalmente por la apropiación discursiva acerca de lo político.

“este proceso de mediatización se refiere a la emergencia de unos lenguajes, unas formas, de unos agentes, dispositivos, gramáticas y relatos que ponen en relieve el protagonismo de los medios de comunicación en la configuración del campo discursivo” .

No se trata entonces del protagonismo del campo periodístico, ni mucho menos que se lo denomine como “el cuarto poder” como decía Bourdieu, sino más bien como los distintos campos operan bajo una lógica de mercado.

“Se trata, pues, de examinar como la coerción estructural que impone este campo, a su ves dominado por las coerciones del mercado, modifica más o menos profundamente las relaciones de fuerza dentro de los diferentes campos, afecta alo que se hace y lo que produce en ellos y tiene unos efectos muy parecidos en esos universos fenomenalmente muy diferentes” .

Lo relevante es como los medios de información, van configurando un saber legítimo, que apoyado de la razón, va instaurando discursos, retóricas, que mas allá de confrontar la idea del poder, parece ser que este campo fueran los sostenedores o arquitectos de la dominación económica, ideológica, cultural al que asistimos.

McLuhan señala que son los medios en si mismos los que moldean la cultura y mentalidad completa de la sociedad, más allá de los contenidos y mensajes que particular y específicamente puedan transmitir. Así, por ejemplo, expresa claramente en su texto que el paso del predominio y hegemonía de la oralidad al de la textualidad en la cultura humana, cambió de manera irremediable a esta última.

Este cambio fue total y cubrió todos los aspectos de la vida y su reproducción, incluyendo -¿cómo no?- a la economía, su modo de producción y relaciones sociales, arrastrando también la mentalidad y sicología de las personas.

Cuando McLuhan dice “El medio es el masaje”, se refiere a que los medios nos calan, se nos introducen por todos lados, no dejan ámbito de la vida y la cultura indemnes, moldeando así todo aquello que nos da forma. El masaje es el efecto de los medios. Muchos cambios sociales vienen precedidos por el bombardeo de intoxicación y ablandamiento de los medios creando escenarios y ambientes propicios. No hay aspecto de la vida que quede fuera, abarcan desde la economía a la educación, de la salud a la sicología al arte. Otro de sus efectos perversos está referido al de la inmediatez, todo es posible de ser reproducido, crear la sensación e ilusión de omnipresencia y ubicuidad, el tiempo y el espacio fueron apropiados para siempre por los medios.

Esta obra de McLuhan puede ser relacionada con “La sociedad del espectáculo” (Guy Debord, 1967), allí él señala que “el espectáculo es una relación social entre personas mediatizada a través de imágenes”, lo cual también da buena cuenta de las profundas transformaciones sociales que han ocurrido en la sociedad apoyadas en los medios. La imagen, la sociedad del espectáculo, representan el hecho de que “todo lo que antes era vivido directamente hoy se aleja en un conjunto de representaciones”; eso sí, Debord señala, al contrario que McLuhan, que el espectáculo “no puede ser comprendido como un abuso del mundo de la visión o como el producto de las técnicas de difusión masiva de imágenes”, es “una visión del mundo que se ha objetivado”. El espectáculo “es a la vez el resultado y el proyecto de un modo de producción existente” y aquí el análisis situacionista aporta elementos de mayor capacidad comprensiva y explicativa de la sociedad, pues lo hace a la base de categoría marxistas, por cuanto, por ejemplo, las categorías de valor de uso y de cambio son centrales en todo el análisis Debordiano y situacionista.

Donde sí hay un parámetro de correspondencia con los puntos de vista de McLuhan es cuando Debord dice “la forma y el contenido del espectáculo son idénticamente la justificación total de las condiciones y de los fines del sistema existente”, “bajo todas sus formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de entretenciones, el espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante”. Por último, otra idea destacable de Debord es aquella de “el espectáculo es la economía desarrollándose para sí misma”.

La idea de McLuhan de que los medios tecnológicos pueden ser entendidos como extensiones del hombre.

Lo que el autor expresa en dicha idea es que los seres humanos han creado, en un principio, utensilios, artefactos y herramientas en general, como extensiones de las distintas, y más importantes, partes del cuerpo; así, la rueda –dice McLuhan, de modo gráfico y escrito- es una extensión de la pierna, también, en la misma línea, el martillo lo sería del puño, una pinza de la mano, y no sería difícil encontrar más ejemplos. Pero esta no es una tesis exclusiva de McLuhan, ha sido sostenida por una amplia corriente de la antropología, el aporte propio de él es señalar que si bien las herramientas son extensiones de partes del cuerpo, el actual predominio y hegemonía de los medios de comunicación se expresan y representan, por primera vez en la historia humana, como extensiones del cerebro y de los órganos que permiten la percepción sensible; por ejemplo, el libro –dice el autor- es una extensión del ojo.

Además, señala McLuhan, los sentidos y sus extensiones pasaron a conformar tres etapas de la humanidad, la oral, escrita y electrónica.

Otro aspecto interesante señalado por el autor es que cuando comienza la era alfabética se produce una ruptura irreconciliable entre los sentidos de la percepción, específicamente entre el ojo y el oído, pues la lectura privilegia el uso del ojo en forma predominante produciendo un desequilibrio total con los otros sentidos, situación que se acentúa más aún en la era electrónica, ya que los medios de comunicación masiva “entran” principalmente por el ojo. La etapa oral, con el predominio sensitivo de lo auditivo presentaba el mundo como una unidad, la etapa alfabética presenta el mundo como una fragmentación, sus partes ahora son asequibles para ser analizadas separadamente.

Tal vez cabe señalar que si bien hoy efectivamente el predominio del ojo y lo visual es hegemónico, el papel desempeñado por la radio puede ser visto como un inesperado puntal para tender a equilibrar al menos en algo el viejo predominio del oído, pero ya no en su forma anterior de un sinnúmero de estímulos muchas veces caóticos y difíciles de ordenar y discernir eficientemente para el desarrollo cultural, hoy la radio “entra” y apela al oído, pero lo hace con una emisión de mensajes y “ruidos” ordenados, intencionados y dirigidos.

Ahora, si bien McLuhan da buena cuenta de los motivos que dan pie a profundas transformaciones sociales, estos cambios no pueden ser explicados única y exclusivamente por los cambios producidos en los medios y tecnologías de la comunicación.